Con la incertidumbre de si me lloverá, decido ponerme en marcha por tierras abulenses y disfrutar de sus verdes campos. Cogiendo el camino de Cisla, decido hacer un alto en el cerro de la Atalaya de Flores, lugar emblemático de esta localidad pues cuenta la leyenda que en el día de San Gregorio hubo una plaga de langostas y saliendo las gentes del pueblo con cencerros y varas para espantarlas lo consiguieron, desde ese día se realiza una procesión. La Atalaya se encuentra a 935 metros de altitud y desde ella se divisan multitud de pueblos.
Continúo en dirección a Cantiveros, pasando por Cisla. El recorrido es suave, llevando el aire a favor, una vez llegado a Cantiveros y cogiendo el camino de Fontiveros hago un alto en la Cruz del Reto qu
e según la historia se celebró un reto entre dos caballeros de Ávila, el corregidor Blasco Jimeno y su sobrino Lope Nuñez, contra las tropas de Alfonso I El Batallador de Aragón, como desafío a la muerte de 60 caballeros hervidos en aceite por el aragonés.
e según la historia se celebró un reto entre dos caballeros de Ávila, el corregidor Blasco Jimeno y su sobrino Lope Nuñez, contra las tropas de Alfonso I El Batallador de Aragón, como desafío a la muerte de 60 caballeros hervidos en aceite por el aragonés. Seguidamente llego a Fontiveros cuna de San Juan de la Cruz donde realizo una parada en su casa natal. Destacar la iglesia de San Cipriano considerada la iglesia múdejar más grande de toda la Moraña con más de 56 metros de longitud interior y 24 metros de anchura. El regreso a Flores lo realizo por el camino de Muñosancho a buen ritmo.
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