ARROYO BUTARQUE - VILLAVICIOSA DE ODÓN - RÍO GUADARRAMA - EL SOTO

Nuevamente nos disponemos a efectuar una ruta en MTB desde nuestro domicilio, un grupo de agerridos ciclistas, contando en esta ocasión con un gloria del ciclismo madrileño, Miguel. Partimos a las 09:00 h. con la esperanza de que el tiempo nos permita realizar al menos la primera parte del recorrido, sin castigarnos fuertemente con unas temperaturas elevadas. Enseguida cogemos el camino paralelo al Arroyo Butarque y a un ritmo más elevado que la ruta del día anterior, nos plantamos en el picadero de caballos de la Venta de la Rubia. Desde este punto la ruta la tenemos que realizar basándonos en un mapa que me he bajado de internet y guiándonos a través de los caminos.Pasada la M-50 nos adentramos en una urbanización de Villaviciosa de Odón y enfilamos con miras a la Universidad Europea de Madrid en el término municipal de esta mencionada ciudad. Según vamos descendiendo por la vía pecuaria, Miguel tiene un encontronazo con el suelo, digamos... una caída libre, que le deja unas cuantas señales de guerra en el brazo. Cruzamos un arroyo sucio para continuar con una fuerte pendiente que nos sitúa en la carretera de los Pantanos M-501, la cual recorremos en un par de kilómetros con intención de llegar al cruce con el río Guadarrama. Tras unos cuantos intentos de pasar al otro lado del cauce, unos compañeros mtb nos indican el lugar por donde debemos cruzar y así lo realizamos, decidiendo realizar una parada para reponernos con algún alimento, bebida y hay quien incluso con algún cigarrillo.

Retomamos el camino por el cauce derecho del río Guadarrama, con un continuo y martillante estribillo ¿Cuánto queda? ¿Falta mucho?, mi respuesta siempre es alentadora: "ya falta menos" jeje. El sol castiga nuestras espaldas y las reservas hidráulicas escasean y la fuente más cercana se encuentra en El Soto.

Llegamos al Puente de Hierro y cruzándolo nos situamos en dirección al Soto dejando a nuestra derecha el Parque Coimbra, momento para realizar otra pequeña parada y reponer fuerzas para el último tramo. Una continua subida que hace mella en alguno de nosotros y que al final se ve gratificada con la fresca agua de la fuente prometida.

Como las piernas no dan para mucho más, decidimos coger el tren de cercanías en El Soto y tras varías deliberaciones decidimos bajarnos en Cuatro Vientos, donde los torniquetes no quieren dejarnos salir y nos aprisionan las bicis.
Miguel sin fuerzas y sin convicción decide preparar un sprint y maneras tiene desde luego, por lo menos teoría, pero las fuerzas le vuelven a fallar en los últimos metros. Ya divisando nuestro edificio hay quien da gracias y hay quien se acuerda de ...